El regreso del ángel

 Papeles del Martes. Número 68

“Sin embargo, no ceden ni se inclinan.

Se incorporan sin queja y se levantan”.

María Ángeles Pérez López

 

“Llevo el alma pegada a los cristales de mis ojos.

Con una sed de cielo renace mi sonrisa”.

Margarita Ferreras

 

El regreso del ángel

Dónde has dejado ángel tus alas

eclipsadas por los neones que disparan

a la oscuridad de la noche, no hay silencio.

Tus alas desbriznadas, como el azafrán desnudo

de su tintura, sangran la pérdida.

Ahora las luciérnagas vuelan eléctricas.

Se ha deshilachado tu caricia en el zarandeo

de otras ilusiones impacientes, rápidas, célebres

unánimes en el resplandor que se vacía de madrugada.

 

Déjamelas. Deja tus alas sobre la mesa

herencia de las comidas familiares que se alarga

hasta mí, junto al costurero

que preside su centro porque comparten

el tacto íntimo de encina amansada.

 

Zurciré tus alas con hilo de oro depurado

en las aguas claras del arroyo cuando

arrulla su curva bajo los riscos de la frontera.

Remendaré cada suspiro contenido para que

tu abrazo de merengue desemboque en su textura.

Liberaré los nudos que enredan tu luz en hatillo

como se deslía el olvido con una llamada.

 

Necesito llamarte y con tu nombre alto

enhebrar la aguja que fiel aguarda en el sueño

que sirve a mis puntadas valientes.

 

Y luego, extiende ángel soberanas tus alas

más allá de la confusión de los cuerpos

donde el cielo

se despeja

               y llévame con tu luz renacida

para que regrese también mi nombre.

 

 

 

Esther Ferreira Leonís

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